FORMACIÓN —> ENSEÑAR
COACHING —-> AYUDAR A APRENDER
El genuino coaching no va de enseñar nada, sino de ayudar al cliente a aprender
NO ES LO MISMO ENSEÑAR QUE APRENDER
En nuestra sociedad se le ha prestado mucha atención a la enseñanza. De hecho, hay planes de enseñanza, estilos de enseñanza, etc.
Todo esto forma parte del ámbito de la formación, del conocimiento técnico que una persona tiene y puede traspasar a otra.
Y esto es muy valioso.
Pero quiero hablarte aquí de otro aspecto que está bastante más descuidado, tal vez porque se da por supuesto: El aprendizaje.
El aprendizaje es la otra cara de la moneda. Es decir, por un lado, está lo que alguien puede enseñar y por el otro lo que alguien puede aprender.
Aprender es un acto personal, individual, íntimo. Te pueden enseñar muchas cosas, pero eso no garantiza que las vayas a aprender, o que las vayas a aprender bien.
El aprendizaje es un acto personal, como decíamos, y también un acto que requiere del uso de la libertad del aprendiz. El aprender requiere de una actitud activa y creativa por parte de quien aprende.
El aprendizaje requiere un esfuerzo de la potencia intelectiva del aprendiz, y es muy personal y singular. Es decir, el modo en que una persona aprende y llega a un conocimiento puede ser completamente distinto al de otra persona para llegar al mismo lugar.
Unas personas aprenden mejor en un entorno muy estructurado y organizado, en cambio para otras personas esto puede ser fatal, y necesitan más libertad, más creatividad, más “aire” para poder experimentar y sacar sus propias conclusiones.
Cuando hablo de aprender (aunque también lo incluye) no me refiero tanto a aprender de memoria una serie de datos en la cabeza, sino a la capacidad de COMPRENSIÓN de un conocimiento.
NO ES LO MISMO ENTENDER QUE COMPRENDER
Entender es más intelectual. Normalmente somos capaces de entender mucho más de lo que somos capaces de comprender. Por eso hay gente altamente formada académicamente que luego en el mundo real no responden a las expectativas de conocimiento real que se les supone por su formación.
Comprender, en cambio, es como “atrapar” un conocimiento. Es algo más profundo, algo que permite integrar un conocimiento en la conciencia del participante.
Por poner un ejemplo simple:
Si yo no sé montar en bicicleta, un profesor me puede explicar teóricamente en una clase cómo se anda en bicicleta y yo lo puedo entender … pero cuando intento subirme a la bicicleta, a pesar de haberlo entendido, no soy capaz de andar unos metros sin caerme.
Esto, que en un ejemplo de habilidad física se puede ver claramente, no es tan fácil de ver en otro tipo de habilidades, como, por ejemplo; liderazgo, habilidades sociales, capacidad de organización, capacidad de solucionar problemas, la motivación, la concentración en el trabajo, control del estrés, etc.
Pero en realidad sucede más o menos de la misma forma.
El aprendizaje se parece a un embudo: El líquido que ponemos en el embudo representa los conocimientos, y el que pasa por debajo del cuello del embudo representa el aprendizaje que llega a la conciencia.
Si la salida del embudo es estrecha, por más conocimientos que pongas arriba, no aumenta el flujo que llega abajo (representando el aprendizaje). La clave está en ensanchar el tubo del embudo.
Por otro lado, tenemos la famosa “curva del olvido”.
Está comprobado que, en general, los estudiantes, al pasar tan sólo unos días, han olvidado la mayor parte de la información que recibieron en una clase. Y esto sucede fundamentalmente porque no hay un interés grande por parte del alumno, y también porque en una formación convencional, el estudiante está en modo pasivo.
En cambio, cuando se trabaja el “auto-aprendizaje”, aquí la persona está en modo activo, es él el que trabaja y se esfuerza por comprender algo, desde su propia óptica, desde su propio interés natural. Ahora el aprendizaje se vuelve algo significativo para la persona, es una conquista personal y es mucho más difícil que se olvide, porque, en ese protagonismo del auto-aprendizaje y el auto-descubrimiento, se produce un gran impacto en la conciencia.
Por eso, el coaching de esencia No Directiva, que es el coaching genuino, se centra en ayudar al cliente a aprender y no en enseñarle nada.
El coaching no directivo es la única disciplina que atiende de manera profesional ese aspecto del aprender que lleva al cliente a adquirir un conocimiento personal que genera mucha eficacia a la hora de alcanzar un objetivo o resolver un problema.
Carlos Bernat Coaching No Directivo